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martes, 13 de abril de 2010

in memoriam



Siempre que se van acercando estas fechas, me reconforto en cierta medida, al ver publicaciones en muchos periódicos, donde la gente, ya sea a nivel individual o colectivo, conmemora el aniversario de la II República Española. Este 14 de Abril se celebran actos en muchos lugares de España, desde los pueblos más pequeños hasta las mayores capitales, algunas de esas celebraciones estarán cargadas de protesta y reivindicaciones, otras tan solo pretenderán ser la voz del recuerdo y de anhelo de aquellos que ya no pueden hablar.
Me reconforto nuevamente al ver que hay más gente que comparte, como yo, el sentimiento por los grandes valores que representó aquella república, gente que aspira a no morir antes de ver ondeando “su bandera”, esa que en el fondo es púrpura, en la plaza consistorial de su localidad.

A mediados de marzo de este año vi titulares en algún periódico de tirada nacional en los que se destacaba la caída en picado de las figuras de la monarquía. Destacaba también que cada vez los más jóvenes entendían menos una figura puesta a dedo, una figura que nos representa y a la cual no se le puede objetar nada, puesto que su cargo, digámoslo llanamente es vitalicio.
Parece ser que ese “Mañana, España, será republicana” pudiera estar más cerca de lo que a muchos les parece. Y es que toda una nueva generación, una nueva “hornada” de jóvenes con ideas y sin prejuicios, no son capaces de entender que su representante a nivel estatal lleve ocupando el mismo cargo desde los años 70.

Agradecidos estamos los españoles, por lo menos yo, del trabajo del rey durante la transición, de su serenidad y saber estar ante las duras y las maduras, pero cada vez más y más gente está viendo a nuestro representante de una forma que, cuando menos, roza lo arcaico, lo medieval, por mucho que lo llamen monarquía parlamentaria. Parece ser que los jóvenes no están tan de acuerdo en cómo se constituye nuestro país. Y realmente me alegro, no tanto por el hecho de poder ver una España organizada de diferente forma en un futuro no muy lejano, que también, sino por el hecho de que a los jóvenes les importen e interesen las cuestiones de estado, de política nacional… en definitiva, de su futuro como integrantes de un país llamado España y el cual aspira a ser un modelo basado en la libertad, la solidaridad y la igualdad.

Por otro lado está la cuestión de la “Memoria histórica”; y es que quedan muchos cabos por atar referentes a aquella época, me refiero a la II república y al posterior e ilegítimo golpe de estado contra ella y contra todos los valores y reformas que supuso, me refiero a las consecuencias de una guerra civil cruenta, regida por odios, rencores y sin razones, todas ellas legitimadas por la Iglesia católica española en su propia “cruzada contra el mal”.
Y es que hemos tenido que esperar, todos aquellos que nos sentimos republicanos, más de 70 años para que por iniciativa del PSOE se debatiese, aprobase y en definitiva, se nos reconociera a todos y cada uno de los represaliados, asesinados, expoliados, fusilados, y así una infinidad de “ados” algo de dignidad. Algo que se nos negó durante 70 años.
Ley no falta de polémica, polémica avivada por los derechones de este país. Ya que hemos tenido que aguantar a sus dirigentes que nuestro único y principal motivo es el de confrontar y dividir…
¿Enfrentar? ¿Dividir? No se si reírme, llorar, o darme cabezazos contra la pared… pues:

Imaginen por un momento esta situación.

Un grupo de jóvenes socialistas, de un pueblo, llámese Ribaforada, situado en la Ribera de Navarra, donde no hubo guerra, solo fusilamientos, palizas, vejaciones, humillaciones… deciden organizar un acto el sábado 17 para homenajear a todos aquellos a quienes les fueron robadas sus vidas, la de sus mujeres, las de sus hijos huérfanos… homenajear a todos los que sufrieron aquella sin razón.

Ese homenaje no consiste en alterar el orden, no consiste en nada que pueda, ni siquiera de lejos, rozar el rencor o la ilegitimidad, no consiste en dividir, consiste en unir a todos los que se denominan demócratas y defensores de los derechos humanos, consiste en unir a todos aquellos que se quieran acercar a escuchar, a opinar, o aunque solo sea a saludar…
Díganme ahora señores de la derecha, ustedes que parecen atender solo a la contrariedad por naturaleza, que solo pretenden tapar u olvidar los errores de la historia de España, su país, nuestro país… ¿Díganme qué mal hacemos? ¿A quién dividimos? Si lo único que queremos es honrar a los nuestros ya enterrados y a los que quedan por encontrar, solo para que sus historias jamás caigan en el olvido.

Y es que ya lo dijeron los grandes, “Aquel pueblo que olvide los errores de su pasado, acabará por repetirlos”