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miércoles, 18 de agosto de 2010

La idea del círculo



La idea del círculo parte de la lógica de la propia naturaleza, del mismo modo que nacen y mueren personas, sus ideas también nacen y mueren. Aquello que creemos desaparecido vuelve a reinterpretarse al mezclarse dos mundos, el propio de la naturaleza humana y el que se aprende a partir de la cultura que han dejado nuestros antepasados. En unas conferencias a las que asistí en el Baluarte de Pamplona acerca de Bienestar Social tomando como ejemplo el modelo danés, el director general de la fundación ideas, Carlos Mulas, explicó que las crisis económicas pueden desarrollarse de forma cíclica, mueren y vuelven a aparecer en un mismo modelo económico. Este planteamiento nos muestra también la idea del círculo, los mismos errores que comete el hombre en una época de la historia, se devalúan y desaparecen, pero una vez superados, resurgen de forma más fuerte y, por lo tanto, más destructiva.

Estas ideas son planteadas en las obras de diferentes intelectuales, de las que quiero destacar algunas. La primera es Before the rain de Milcho Manchevski, plantea tres historias sobre la base de la guerra de los Balcanes. Cada una son un reflejo de la otra, todas ellas exigen a alguien tomar partido en la historia, y todas ellas acaban girando para volver a comenzar. Pero a la vez estas historias podemos verlas reflejadas en distintos conflictos armados que se han dado en el mundo. La crítica a la acción de la ONU o la ignorancia de dichos conflictos por parte de muchos gobiernos y medios en todo el mundo son claro reflejo de otras obras como Hotel Rwanda o No man"s Land, la primera acerca del genocidio de Ruanda y la segunda también en el marco de la guerra de los Balcanes. Cada una de las películas cuentan un conflicto desde una perspectiva y una geografía distinta (Macedonia, Reino Unido y Bosnia Herzegovina, respectivamente), pero todas suponen un error similar que se agrava con la repetición circular del mismo suceso. Hoy en día las acciones del Gobierno israelí contra Palestina o del francés contra los inmigrantes que viven en su propio país nos recuerdan cada vez más a los mismos errores que por ideas racistas, por intereses económicos y de poder acabaron con la vida y la dignidad de millones de personas. Y como muestra Manchevski, la única forma de actuar sobre la resurrección de los errores es tomar partido y arriesgarse más allá del propio beneficio.

domingo, 8 de agosto de 2010

Toros sí, toros no




Estos últimos días y tras la abolición de las corridas de toros en Catalunya ( o Cataluña, me es indiferente pero suelo optar por como la mayoría de sus ciudadanos llaman y que lengua usan más a su tierra) se ha suscitado un debate intenso entre taurinos y anti-taurinos, entre políticos catalanistas y no catalanistas dentro de esta comunidad autónoma, lo mismo ha pasado a nivel estatal. El tema de conversación, imagino que mucho más hondo en Catalunya, está en las calles de toda España.

Recientemente acabo de leer que una organización antitaurina de Navarra está recogiendo firmas online con el mismo objetivo que en Catalunya, luego creo, sí no me equivoco, que este tema estará aún más en las calles navarras que nunca. Yo antes de nada diré que de momento no puedo posicionarme ni a favor ni en contra, pues creo que este tema necesita un debate y un análisis mucho más profundo.

Por un lado entiendo a los antitaurinos cuando hablan de sufrimiento del toro, de salvajada... etc. En eso tienen toda la razón y es totalmente objetivo que esos animales sufren muriendo.

Por el otro lado los antitaurinos, dicen que nadie obliga a nadie a ver la corrida y que es o debería ser culturalmente algo identitario de nuestro país.

Y ahí es cuando saltan a la palestra los políticos:

El PP a nivel nacional salta a la palestra con su discurso "Bubucelico" (ruido, más ruido, más ruido y luego hipocresía): La culpa de todo es del Psoe, más en concreto de Zapatero y de Montilla. Qué lo que intentan es eliminar de Catalunya todo lo que tenga tintes españoles.

Perplejo me quedo al escuchar que en el año 91 por iniciativa del mismo partido que ahora dice lo contrario (incluso más si cabe al ver al señor Rajoy diciendo que ahora quieren que los toros sean algo así como "patrimonio inequívoco de España").

¿Hipocresía? ¿Oportunismo?

Ante estas y otras "diferencias discursivas" del PP me pregunto por la legitimidad o no de variar de opinión. Y clarísimo está que sí, que el cambio de las ideas no tiene que ser para mal siempre, pero SEÑORES del PP sean, si pueden y de vez en cuando (por que más lo dudo) más coherentes y abandonen su pseudo-discurso populista a conveniencia del ciudadano de a pié.

Hay algo que tienen en común ambas comunidades autónomas, Canarias y Catalunya, y es que el arraigo de dicho "espectáculo" era y es prácticamente nulo. En Canarias se le está dando otro uso a la plaza de toros, en lo que estoy completamente de acuerdo, pero ¿y qué pasa con las peleas de gallos? son animales que sufren también, digo yo.

¿Y en Catalunya? ¿Qué pasa con los toros embolados o con la suelta de vaquillas y toros por calles, plazas incluso a orillas del mar? ¿No sufren los toros cuando llevan colgadas dos antorchas en los cuernos? ¿No sufren si caen al mar precipitadamente?

Pasa que esas y otras actividades taurinas o en el caso de Canarias, el tema de las peleas de gallos, están muy arraigadas en dichas comunidades.

Ahora bien, ¿Imaginan una Navarra sin corrida de toros en San Fermín? ¿o un pueblo sin suelta de vaquillas? Yo sinceramente creo que no.
No por ello dejo de animar a las organizaciones pro-derecho de los animales en sus actividades y sus empresas, pero creo que la sociedad Navarra ni quiere, ni está dispuesta a variar en cuanto a prohibiciones taurinas se refiere.

No se sí es el momento ni el lugar (Navarra) para emprender tamaña empresa, pero sí ha de ser debatida o llevada a trámite dicha ley, preferiría que fuese el pueblo navarro quien mediante referendum opinase.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Carta a un borroka



Escribo esto estimado grafitero borroka con toda humildad para reconvenirte sobre tu última obra, el eslogan que dejaste en la puerta del chino que dice así: “El poder es del pueblo, pero lo pierde en los votos”
Daremos por hecho que no has leído a Rousseau, así que permite que te alabe por llegar a esa cita de su “contrato social”, si lo has leído permíteme que te de la enhorabuena por poseer un libro tan valioso. Sin embargo te ruego que hagas esta reflexión:
¿Cómo puede materializar o instrumentalizar el pueblo ese poder?
Pregunta que solo nos lleva a la votación como respuesta o instrumento. La Historia nos muestra de manera unánime que a igual poder de decisión el sistema de la colegiación de un sufragio o Votación, es el instrumento de decisión o resolución más adecuado y la forma de limitación de poder personal más eficaz que hay.
Desde ese punto de vista es cierto que el individuo pierde poder, pero no hacia otro individuo, grupo o clase, sino que lo pierde en detrimento del conjunto de la comunidad. Es decir, limita su potencialidad en palabras de Kant, Nietzsche o Marx, para garantizar su ejercicio de esa capacidad de decisión. Marx, Engels y cualquier politólogo, filósofo o sociólogo de su siglo y del siglo XX (excepto los Fascistas) me darían la razón, amen de añadir que de esta manera se coarta o limita el ejercicio de la fuerza por los gobernantes, y Trotsky añadiría “que es el único medió de trasformación y control social inventado por el hombre útil a la clase obrera”. Reconocido hasta por Stalin, Hitler, Mussolini y otros dictadores incluso de la antigüedad.
El hombre en cualquier experimento de limitación de poder personal en la creación de un estado ha recurrido a las votaciones como elemento intrínseco en su estructuración institucional. La Bulle en Atenas, El colegio de Eforos en Esparta, Senado en Roma… No me justificare el resto de mi pensamiento con más ejemplos históricos o citas de los padres del movimiento obrero y del liberalismo, solo añadiré, que como Marxistas, que soy yo y pretendes ser tú, no buscamos el poder por el poder sino como elemento para la trasformación del sistema económico, cuyo funcionamiento solo será posible con la votación de los trabajadores del país o por sus representes ya sean corporativamente elegidos (de manera indirecta) o mancomunadamente (directa), manera esta última la tradicional en los estados occidentales, debido a las dificultades que plantea la organización de semejante mecanismo de toma de decisiones con millones de personas dispuestas a decidir. De este último punto se saca la tentación corporativa o Totalitaria presente en el Marxismo por su pretensión científica, que la realidad humana queda reducida a una contradicción que el debate interno o la coherencia en objetivos puede solucionar, en contra del dogmatismo ideológico y la praxis empírica.