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miércoles, 29 de abril de 2009

Revolución o Reformismo


Cuando hace unos días salieron las nuevas cifras del paro en España recordé aquel e-mail que explicaba que si los últimos 700.000 millones de dólares que la administración de Obama ha aprobado para el rescate del sistema financiero, se repartieran entre los 6.700 millones de personas que habitamos el planeta, cada uno recibiríamos 104 millones de dólares.
Éste sencillo cálculo me hizo acabar pensando que, efectivamente, tenemos un problema grave en la distribución de la riqueza.

Y es que hemos llegado a un punto en que, hoy por hoy, lo único que sabemos es que tod@s tenemos algún conocido que sufre un ERE, o lo padecemos. Cada mañana podemos leer nuevas medidas encaminadas a fortalecernos de cara a una crisis que percibimos ya como una realidad a la que el Gobierno de turno trata de sortear de la mejor manera posible. Y, aún más certero todavía, no sabemos cuándo saldremos de ésta. Ni cuándo, ni cómo.

Algunos apuestan por recortar gastos sociales y otros apostamos por mantener la cobertura social para toda la ciudadanía. Hay quien incluso mantiene un discurso tan exageradamente catastrófico que parece sentirse cómodo en una situación que para la inmensa mayoría nos es asfixiante. Pero si hay algo que parece estar meridianamente claro es que absolutamente toda la jerarquía que nos dirige está de acuerdo en una cosa: hay que adoptar medidas para que ésto no vuelva a suceder. Pero siempre acaban liándose cuando proponen el cómo.

En un mes tenemos la oportunidad como ciudadanos de decir al mundo cómo queremos que sean las cosas desde Europa. Si queremos reformar el sistema económico poniéndole un parche a la rueda que se nos ha reventado de tanto andar a velocidades extremas, o si queremos directamente cambiar de coche. Provocar con nuestro voto un nuevo orden de las cosas que sirva, al menos, para mantener todas las prestaciones sociales que antojamos como dadas pero que generación tras generación, lucha a lucha, hemos tenido que ir conquistando como ciudadanía.

"Al menos vayan a votar, no? Qué menos que dar nuestra opinión de todo lo que ocurre".
El 7 de junio podemos votar a unos líderes que abogan por paralizar el gasto público y las coberturas sociales. Que no proyectarán más becas. No participarán de un mundo construido desde la igualdad y el respeto. Podemos votar a quien quiere conservar el pasado para mantener el presente. Sin evolucionar. Sin progresar. O votaremos por quienes quieren revolucionar una economía obsoleta para asentarnos en un siglo XXI diferente a los anteriores.