extraído de verderojopamplonés.blogspot.com
Hace bien poco el ayuntamiento aprobó la colocación de una estatua de Juan Pablo II en la avenida que lleva el mismo nombre, en uno de los nuevos barrios de Pamplona. Es algo que desde el mismo día que se propuso esa denominación ya suscitó polémica y por la que muchas y muchos fuimos tildados de anticlericalistas, aunque nos basemos en principios constitucionales y gozando, yo en mi caso al menos, de una libertad religiosa desde la cual no tengo porqué invadir la de los demás.
Preámbulo de la CE: “Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz Cooperación”. “Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución”.
Art.16.1 de la CE: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.”
Pues bien, una vez más es la derechona navarra quien saca a flote temas que no garantizan la convivencia pacífica de la ciudadanía, cuando su tarea es hacer ciudad para todas y todos. Una vez más es la derecha quien se salta (ni más ni menos) la Constitución Española en la que tanto se ampara. Cuando le conviene, claro. Y una vez más es cuando podríamos decir que “Navarra se vende”. O no, se rompe. Pero porque ellos quieren.
Lo que podemos observar con esto es que en el ribazo ideológico conservador hay una falta de respeto total a los derechos que nos garantiza la CE, no ellos, sin albergar ningún tipo de esperanza más que el de la protesta y la queja ciudadana contra tal imposición.
La edil Cristina Sanz se atrevió a afirmar que: “Su colocación es una respuesta al clamor y al sentir popular de la inmensa mayoría de los pamploneses ". No es de recibo hacer tal comentario cuando existen iniciativas que deberían haber sido escuchadas desde el propio Área de Participación Ciudadana y Nuevas Tecnologías. Primero, y evidentemente, porque asegurar que es la inmensa mayoría de Pamplona quien quiere esta estatua es demostrar, como en el refrán, que además de no asegurar la participación ciudadana, se ignora al pamplonés y a la pamplonesa en pro de una demostración propia de fuerza. Y la segunda, porque aun siendo un área de Nuevas Tecnologías, por lo visto carecen de cualquier tipo de escucha dentro de la propia red que es internet, al asegurar que es en respuesta al clamor y al sentir popular de la ciudad cuando hay grupos en facebook, páginas y blogs que tratan el tema con sumo respeto y total rechazo a tal iniciativa. La edil además subrayó que es anticlericalismo lo que se respira en Pamplona, con lo que demostró, otra vez más y ya van muchas, que miente y maquilla la realidad, y evidencia la poca preocupación que se tiene desde el propio Área de Participación Ciudadana hacia lo que pueda sentir la mayoría de los ciudadanos de la capital navarra.
De todas formas, ¿ha hecho algo Juan Pablo II por esta ciudad?