extraído de verderojopamplonés.blogspot.com
En Juventudes Socialistas desde hace tiempo nos estamos planteando la consecución de un nuevo margen orgánico dentro de nuestra organización. Estamos debatiendo la posibilidad de que la edad máxima con la que una persona puede ser afiliado de las juventudes (o mínima, según se mire) sea 35 años, acorde a la realidad de ahora.
Quería empezar hablando de esto porque el viernes en Ejecutiva el Secretario de Asuntos Económicos nos dejó los últimos apuntes de empleo del INEM.
Hay 15.854 jóvenes menores de 35 años que están sin trabajo en nuestra comunidad foral, más de un 40% de las personas que están en paro somos jóvenes (hay 8610 chavales frente a 7244 chavalas).
Lo digo porque en ésta comunidad cuando se hacen unos presupuestos se hacen pensando en arreglar un problema dado, pero no para solucionar los problemas que habrá con éste mismo sistema que llevábamos empleando durante décadas. Y es que tanto Navarra como el estado necesitan de un sistema que mire al futuro, proponga medidas para afrontarlo y para que ese 40% de chavales no sea más que el resultado de una forma económica que acabó mostrándose excesivamente capitalista cuando más social tenía que ser y excesivamente permisiva a la hora de parchear y sin solucionar nada, sólo trasladando el problema para más tarde.
La Ley de Economía Sostenible es precisamente el primer grano que se ha puesto desde un gobierno socialista a un sistema liberal, basado en ladrillo y que ya nos ha mostrado todas sus grandes flaquezas.
En un estudio socio económico de hace pocos días se desprendía que la realidad de ésta forma económica tenía un gran hándicap negativo que hace que todos los esfuerzos deban precisamente enfocarse a curar ese aspecto: no podemos afrontar el futuro sin, al menos, habernos asegurado un buen presente al estar allí. Ayer nuestro secretario general lo definió muy bien: No podemos cumplir objetivos futuros si no hemos realizado los presentes.
La Ley de Economía Sostenible que para muchos suena a ‘muchas medidas que separadas serían maravillosas pero que juntas no se sabe muy bien a qué hacen referencia’; tratan de englobar precisamente muchas soluciones a un problema fundamental, y es que el actual modelo económico no se ha preocupado por el futuro medioambiental, ni se preocupa, porque vive perpetuado en un sistema productivo que le obliga a devastar todos los recursos naturales a su alrededor para perpetuarse, y la tierra ya no asimila el ritmo productivo con su mecanismo natural para regenerarse.
Otro gran problema es que éste sistema recoge al recién graduado como principiante y le encasilla con un sueldo precario y la imposibilidad de acceder a una vivienda digna. De ahí el 40%. Y el hecho de acudir a grandes frases trilladas como que somos la generación más preparada de la historia me suena a cultura del esfuerzo, y lo que precisamente hacen leyes socialistas como esta es educar en la cultura de la contrapartida, del reembolso de esfuerzos y de posibilitar un futuro para todos, independientemente de su edad y de cómo surjan los problemas futuros.
El joven, el principiante, tiene que tener asegurada una contrapartida por su esfuerzo. La tierra, el planeta, ha de quedar aquí cuando nosotros como generación de futuro desaparezcamos. No debemos dejar para quienes nos precedan un planeta devastado y un sistema económico y social exprimido y _ que redunda en sí mismo y no en el individuo como ciudadano. Y este gobierno ya ha dado el primer paso. La ley de economía sostenible, sí porque es para principiantes.